Por Carolina Valencia Bernal
@macaria1974
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Ayer Colombia conmemoró el 20 de julio día de la independencia según la historia.
Un 20 de julio con escenarios enfrentados. Por un lado la instalación de la última legislatura en el Congreso de este gobierno de Iván Duque la cual fue un tanto atropellada en cuanto a los derechos de la oposición; y por otro lado la protesta social se reactivó y fue nuevamente brutalmente reprimida por las fuerzas del orden en varias ciudades.
El discurso de Iván Duque sorprendió no por su lucidez, coherencia y sensatez, sino por su desconexión total con la realidad del país. Además, en el Congreso no se permitió la entrada de la prensa, la trasmisión oficial solo se enfocó en los aplausos al presidente –un presidente con el 78% de desafavorilidad aplaudido por unos parlamentarios con el 80% también de desfavorabilidad- ; el presidente salió del recinto del Congreso inmediatamente después de sus intervención sin escuchar a la oposición y se cerró el acceso a la Plaza de Bolívar.
La escena más mediática de ayer y lamentable fue la disputa de egos entre los partidos de izquierda, independientes y/o progresistas.

Cada 4 años se renueva el Congreso y una vez electos, cada partido decide si es de Gobierno, de oposición al Gobierno o independiente. En este Congreso son partidos de Gobierno el Centro Democrático, MIRA (cristianos), Conservador de la U y Cambio Radical, de oposición son Polo, Verde, Coalición Decentes (partido donde está Gustavo Petro), FARC y MAIS y los demás son independiente.

Cada año se elige una mesa directiva de la plenaria compuesta por un presidente, un 1er vicepresidente (de gobierno o independiente) y un 2do vicepresidente (debe ser de oposición). Una vez se instala el primer Senado, los voceros de los partidos indican a cuál partido le corresponde cada presidencia o vicepresidencia según el número de votos que haya obtenido cada partido. No puede repetirse partido en cada cargo.

Pero, repito, que los egos están haciendo desastres en la política electorera entre la izquierda colombiana llegando a un punto que pareciera de no retorno entre las distintas fuerzas de oposición.
La tan famosa “jugadita” que el gobierno de Duque viene llevando a cabo desde el primer año para poner palos en la rueda a la izquierda en el Congreso, y ayer cobró vida contra el senador Gustavo Bolívar (Descentes) luego de una votación en la que 66 senadores votaron en blanco mientras otros 32 respaldaron su postulación; el voto en blanco estrenado en ese recinto enlodó la vicepresidencia de Bolívar. El uribismo una vez más falta al Estatuto de la Oposición en el cual dice: “que los partidos no pueden repetir en el mismo cargo de la mesa directiva”, y los verdes ya habían sido 2do vicepresidente con Angélica lozano en 2018 por lo que actuaron contra la ley. El partido de gobierno irrespetó el Estatuto de la Oposición vetando a Bolívar cuando esos cargos son pactados desde el inicio del periodo en 2018.

Esto nos indica un serio problema entre el Partido Verde y Colombia Humana, MAIS, POLO y COMUNES (FARC), el partido afectado tilda de “verdeuribista” es decir una alianza entre el Partido Verde (alcaldía de Bogotá), lo cual es lamentable ya que ante la ciudadanía se genera una tremenda confusión la cual refleja una grave ruptura al interior de la oposición.

Mientras el Congreso se retorcía entre su propio vómito tóxico, la gente en las calles emprendía la tarea, que no ha cesado desde el 28 de abril, una nueva jornada de protestas en la mayoría de las ciudades del país.
Y la mancha de la violación de los derechos humanos se esparce como la pólvora; volvió la violenta represión. Según Temblores ONG ocurrieron, al menos, 128 hechos de violencia policial.

Los agentes del ESMAD y la Policía dispararon su armamento sin tener en cuenta los protocolos. Además de las cifras de Temblores, también se registraron agresiones a defensores de DD.HH., agresión a brigadas médicas y a la prensa.
La propuesta de la autodenominada Primera Línea es conformar un partido político para entrar en la contienda electoral del 2022, afirman no estar cooptados por políticos o partidos sino que ellos son autoconvocados y gestionan con total autonomía cada acción que llevan a cabo; sin embargo si hay muchos políticos que quieren capitalizar las acciones de este grupo ciudadano que son quienes están poniendo el pecho en las protestas.

La contienda electoral a estas alturas faltando 10 meses está muy convulsa, sobretodo de parte de la izquierda que nuevamente se muestra indecisa, insegura, sin horizontes claros y esto es perjudicialmente aprovechable por el uribismo y la derecha que no dejan de estar unidos y con el horizonte mucho más diáfano.

La izquierda tambalea y flaquea con ataques en redes entre ellos mismos, no vemos la unión entre los diferentes partidos, no hay organización. Surge la figura del Pacto Histórico para unir a las fuerzas progresistas, de izquierda, de oposición, liberales; pero su coordinación es floja en cuanto a temas como el respeto a las mujeres y las sanciones sociales, políticas y morales a algunos de sus miembros que han sido señalados de acoso y maltrato a mujeres; en igual tónica muchas de las mujeres que están aspirando a cargos públicos están siendo matoneadas en redes con argumentos muy débiles pero con comentarios muy soeces y ofensivos, cayendo en violencia contra mujeres en política tipificado como delito contra nosotras en el nuevo Código Electoral de 2020.

Este fue el panorama del 20 de julio en Colombia, una celebración de independencia muy dependiente de la agenda del gobierno, sin contar con las perlas de las últimas semanas en materia de política exterior como el caso de los 26 exmilitares que fungieron como mercenarios en el asesinato del presidente de Haití Jovenel Moïse y las declaraciones de la Canciller y Vicepresidencia ante la ONU acerca del actuar de la fuerza pública en el marco del Paro Nacional 2021.

Colombia atraviesa un periodo muy neurálgico en el que se pueden producir muchos cambios o simplemente el aplastamiento del establecimiento a todas esas reformas que tenemos en mente los ciudadanos de este país.
Confiemos en que se resuelvan satisfactoriamente las disputas entre los partidos de izquierda, quitando estos conflictos es la única esperanza hoy por hoy para un pueblo castigado por décadas con políticas pobres en alternativas y programas específicos para salir de la desigualdad social en la que vivimos. La democracia sin las mujeres y los jóvenes es sencillamente imposible e inviable en los tiempos que corren.

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