Día Mundial Sin Coche – Área Ecología Exterior

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Día Mundial Sin Coche – Área Ecología Exterior

Día Mundial Sin Coche – Área Ecología Exterior

por Salvador Espada
El coche privado es un logro de la humanidad, como la bomba atómica o como el tejado de uralita.

Es cómodo como un sofá e íntimo como el vientre de la madre. Como la uralita o la bomba atómica, parecía al principio una buena idea. La uralita (nombre popular del fibrocemento hecho de asbestos) vino a ofrecer alternativa rápida y barata al tejado tradicional. Proliferó en el Siglo XX y hay quien de niño se recuerda rompiéndola por diversión en el campo. El problema es que sus fibras entran en los pulmones, enferman y matan. Ahora ya está prohibida. La bomba atómica parecía una buena idea para que no cayera en manos de Hitler. En el Siglo XX casi nos mata. Andamos intentando impedir que todavía lo haga. El coche privado parecía una buena idea.

Henry Ford quiso que sus trabajadores y trabajadoras pudieran comprárselo, garantizando así además sus mayores ventas. Hoy el asfalto, el atasco y la guerra por los recursos nos matan en el norte y en el sur para que mil kilogramos de un sofá de metal desplacen a los setenta kilos de una persona a hacer la compra o a tirar la basura. Esa persona se atasca y vocifera, y se desespera para aparcar o por la cercanía de alguien en bicicleta, o por el cruzarse de un niño.

En cada ciudad vemos calles céntricas recuperadas donde la vida florece ya sin los coches de por medio. Hay países y ciudades que intensifican alternativas reales de transporte público asequible y de calidad en combinación con las bicicletas. Los coches privados siguen prevaleciendo en la publicidad y en el sueño de cada persona, como en su momento pasaba con los paquetes de cigarrillos anunciados por un vaquero estadounidense.

Estamos en un cambio de época, en el que aquel sueño se convierte en pesadilla. Ojalá que lleguemos a tiempo.


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