Una escuela inclusiva y democrática. Una escuela más feliz y más justa.

Una escuela inclusiva y democrática. Una escuela más feliz y más justa.
Una escuela inclusiva y democrática. Una escuela más feliz y más justa.

Una escuela inclusiva y democrática. Una escuela más feliz y más justa.

Reflexiones y experiencias de un maestro español en una escuela de Alemania.
por José Gómez Rodríguez, Círculo de Colonia

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

Nelson Mandela (1918-2013)

Hay varias formas de poner un granito de arena para que el mundo sea cada día un poquito mejor. Yo empiezo barriendo mi casa, es decir, conmigo mismo y con mi trabajo en la escuela. De camino a ella, sentado en el autobús, me gusta reflexionar sobre mí mismo y sobre mi trabajo, por eso me pregunto, entre otras cosas, si hago, por ejemplo, un uso inclusivo de la lengua, si fomento la igualdad entre mis alumnas y alumnos o si hago todo lo posible para reducir todo tipo de violencia, desigualdad y discriminación en mis clases.

De estas reflexiones se derivan varios objetivos que me pongo, a corto y a largo plazo. En casa los tengo en cuenta para realizar cambios en mis planificaciones, poniendo así en marcha otros modos de actuación diarios para alcanzar mis nuevas metas. A continuación, me gustaría compartir alguna de ellas con vosotras y vosotros.

A la hora de formar grupos de trabajo me propongo que haya el mismo número de niñas que de niños en ellos y si el grupo es además grande, incluyo a integrantes de diferentes países y/o culturas.

En las “asambleas escolares” formo círculos con sillas para que todas y todos podamos vernos y escucharnos a la hora de hablar, exponer resultados de un trabajo o simplemente durante las exposiciones. Las personas que moderan han de ser, al menos, dos, una niña y un niño, que se reparten la organización de esta. Éstas se encargan de dar la palabra a una niña y después a un niño y así sucesivamente, incentivando una participación igualitaria y justa durante el debate.

En muchos centros educativos alemanes existen los llamados “Dienste”, es decir, servicios que realizan las niñas y los niños para el bien común de toda la clase. Entre otros se encuentran limpiar con una esponja la pizarra, barrer el suelo, repartir las fotocopias…etc.”, todo esto influye no solo positivamente en la autonomía del alumnado, el cual, por lo general mantiene limpio su entorno de aprendizaje, sino además al bienestar propio y al de los demás. Para que la distribución de los “servicios” sea justa, se debe implantar un sistema rotativo semanal, en el que tanto niñas como niños limpien y mantengan la clase ordenada.

Por otro lado, cuando surgen disputas en el aula o en el recreo, las alumnas y los alumnos deben informar inmediatamente al profesorado sobre lo ocurrido. El profesor o la profesora, persona neutral en la disputa, le da voz a cada una de las partes, ayudándoles a analizar el origen del problema, después ambas partes buscan soluciones al mismo y se ponen objetivos que ayuden a prevenir futuras disputas. Al final se disculpan y se dan la mano.

En cuanto a mis clases, voy a comentar una de ellas brevemente. En las horas destinadas a la literatura infantil alemana, nos gusta reflexionar y analizar el papel de los distintos personajes que intervienen en cuentos, historias o comics. Uno de ellos fue “la historia del león que no sabía escribir” de Mathias Baltscheid (,,die Geschichte vom Löwen, der nicht schreiben konnte”). Algunas preguntas que fueron surgiendo para la reflexión que hicimos a lo largo de la lectura fueron; ¿qué es ser una dama?, ¿continúa siendo una dama aquella mujer que no sabe escribir?, si el león no hubiera visto a la leona leyendo, ¿hubiera tenido él el derecho de besarla? ¿cómo debería reaccionar una persona si es besada sin consentimiento? etc. A través de este tipo de reflexiones literarias conjuntas se pueden poner bajo la lupa temas actuales sobre los que debatir. Existen muchos libros infantiles para casi todo tipo de asuntos de actualidad que se quieran tematizar en las clases (LGTBIQ+, Feminismo, Inclusión…etc).

Para concluir, me gustaría decir que es necesario que el profesorado apueste por una cultura de la reflexión, del diálogo y del consenso contra todo tipo de injusticias en sus clases y también fuera de ellas. De este modo se podría conseguir que el alumnado fuese menos individualista y más sensibilizado, empático, así como consciente de las injusticias que ocurren a su alrededor, para poder cooperar a la hora de reducirlas el máximo posible.


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